Una empresa es como un hijo. Merece una cantidad de tiempo similar. Seguramente, hayáis escuchado este tipo de comentarios de boca de alguna persona que se encuentre al mando de un negocio, con independencia de lo grande que sea o de la rama de actividad en la que se halle. Cuidar del crecimiento de una empresa es una labor ardua y para la que, en muchas ocasiones, se requiere de ayuda. Cuando es especialmente nueva, la empresa necesita muchos más cuidados que cuando ya ha crecido, se ha desarrollado y anda sola. Así que es en esos momentos cuando tenemos que estar más pendientes de sus necesidades.
Hay muchas cosas que merecen ser tenidas en cuenta para conseguir un objetivo como del que estamos hablando. En primer lugar, debemos estar convencidos de que la idea que tenemos entre manos es buena y que nos va a permitir diferenciarnos de nuestra competencia. Además de ello, debemos tener en consideración cuáles van a ser los costes fijos y variables de los que disponga la entidad y analizar cuál puede ser el volumen de ingresos que nos pueda proporcionar tanto a corto como a medio o largo plazo. Y, por si fuera poco, tenemos que valorar cómo queremos organizar los procesos de trabajo y la eficacia o eficiencia que eso nos puede proporcionar.
Sin embargo, ya sabéis que es muy complicado que en el mundo empresarial todo salga como lo hemos planeado. Se trata de un tipo de realidad en la que la incertidumbre juega un papel protagonista, y más teniendo en cuenta el mundo en el que nos movemos ahora, en el que ha habido pandemias, guerras y desastres naturales que han condicionado buena parte de las actividades y costes que tienen que ver directamente con la empresa y sus trabajadores. Liderar una empresa en contextos así no está al alcance de todo el mundo ni mucho menos, os lo podemos asegurar.
En la página web Entrepreneur se indican 4 de las dificultades que tienen los emprendedores y a las que tienen que hacer frente sí o sí. Hablamos de lo siguiente:
- El dinero en efectivo puede agotarse y no darnos pie a tener liquidez para hacer frente a los pagos que debemos asumir a corto plazo. Hay que tener bien controlado este aspecto de nuestro negocio.
- No se puede complacer a todo el mundo. Debemos tener claro que vamos a tener detractores, pero eso es algo que no siempre es malo. ¿Por qué? Porque también se puede aprender de ellos.
- Hay que darle a los clientes razones para que se queden con nosotros y para que no abracen a la competencia. De eso va a depender en buena medida el futuro que le podamos otorgar a nuestro negocio.
- Hay que tener cuidado con los créditos, porque no son fáciles de administrar. Solo los debemos pedir cuando sean estrictamente necesarios.
¿Qué es lo que está ocurriendo en España con las empresas teniendo en cuenta todo lo que os venimos comentando a lo largo de estos primeros artículos? Podría pensarse que el número de empresas está cayendo si a esos problemas de los que hemos hablado se le añade la situación de incertidumbre que vive muchas veces nuestro país. Pero lo cierto es que, de acuerdo a una noticia que fue publicada por la página web del diario El Economista revela una realidad muy distinta a la que teníamos en mente. Según esa noticia, el número de empresas en España había crecido un 12% hasta el mes de julio en comparación con el primer semestre del año anterior. Las empresas de corte energético, por cierto, fueron las que lideraron este crecimiento.
Esta es una muy buena noticia y debe servir para catapultar, de nuevo, a una economía española que estaba en ascenso hasta antes de la llegada de la pandemia y que poco a poco parece que empieza a despertar de nuevo. Esto depende, en buena medida, de lo que puedan aportar las pequeñas y medianas empresas, que son las más numerosas y las que proporcionan la mayoría de los puestos de trabajo. La situación en la que se encuentran siempre puede ser mejorable y por eso las instituciones públicas tienen que proporcionar las ayudas que sean necesarias para su desarrollo.
Es cierto que hay un tipo de ayuda que los entes públicos no van a poder proporcionar, que es la ayuda en materia de asesoramiento jurídico o estratégico. Ellas sí que van a poder ayudar en lo que tiene que ver con la provisión de subvenciones, por ejemplo, pero el tema legal es mejor que lo gestionemos a través del sector privado si nuestra empresa no dispone de los recursos económicos necesarios para disponer de un departamento legal propio, como ocurre en la inmensa mayoría de empresas que tienen un tamaño mediano o pequeño.
Los primeros meses de vida de un negocio son cruciales porque constituyen un momento crítico, un momento en el que la empresa no cuenta con una red de seguridad demasiado amplia para sobrevivir. Por eso, es importante que todo lo que tenga que ver con la actividad de la empresa esté perfectamente estudiado y que tomemos las mejores decisiones en materia jurídica y estratégica para que no quede ningún cabo suelto en el ejercicio de nuestra actividad. En ese sentido, las pymes de nueva creación en España han demostrado tener un mayor cuidado en los últimos tiempos de acuerdo con la experiencia que atesoran en Abogados AFG, compañía orientada a ofrecer servicios de asesoramiento jurídico y estratégico en el inicio de proyectos empresariales.
¿De cuánto tiempo se compone ese inicio que consideramos crítico en los proyectos empresariales? Lo cierto es que depende de cada caso en concreto porque no se puede equiparar la realidad y el contexto en el que se encuentra un sector u otro. Pero ya os decimos que no es cosa de solo unos meses. Estamos hablando de años, de ejercicios económicos completos en los cuales la empresa va a empezar a construir esa red de seguridad a la que nos referimos antes y que es la que va a proporcionar algo más de estabilidad y solidez a la empresa. Para alcanzar esa estabilidad y esa solidez, es evidente que debemos tomar buenas decisiones empresariales. Y en muchas ocasiones es arriesgado hacerlo sin contar con la ayuda necesaria para ello.
Cuidar de las pymes es básico para la economía de un país
Muchas veces se suele tener en cuenta solamente el estado en el que se encuentran las grandes empresas para valorar la situación general de nuestra economía. Está claro que ese debe ser un indicador a tener en cuenta, pero también es verdad que hay que cuidar al máximo de las demás empresas, las pequeñas o medianas. Y es que son ellas las que más empleo proporcionan a la gente. Sin ellas, el paro aumentaría de una manera desproporcionada y la facturación de los sectores de producción españoles no sería ni siquiera la mitad de la que es a día de hoy.
Las pymes, eso sí, deben tener en cuenta cuál es su posición y rodearse de la ayuda que sea necesaria para poder llevar a cabo sus proyectos. Una ayuda que debe ser económica por parte de las entidades públicas, pero que también debe llegar en materia de asesoramiento. Porque la información también es importante y permite que estemos libres de incumplir algún mandato legal y que optimicemos al máximo todos y cada uno de los procesos en los que estamos inmersos. Desde luego, es a través de estas acciones por las cuales una pyme ve incrementadas las posibilidades de convertirse en una entidad rentable y que genere los beneficios que se esperan de ella.
Del futuro de las pymes también depende el futuro de un país y no cabe la menor duda de que así lo va a seguir siendo. Hay que tener en consideración que, aunque cada pyme por separado mueve menos dinero y ofrece menor cantidad de puestos de trabajo que una empresa grande, el conjunto de pymes sí que es una fuerza muy grande y que ofrece inmensas posibilidades de empleo a la vez que genera una facturación muy elevada. Por eso, sería un error que no se tuviera en consideración el conjunto de necesidades de las que dispone una empresa pequeña. Prestarles el apoyo necesario para que sigan subsistiendo es básico para que una economía tenga la posibilidad de seguir creciendo y ser competitiva dentro del plano internacional.
Esa competitividad es un valor más importante que en ningún otro momento de la historia reciente. Y es que, en España, que es un país que cuenta con una buena cantidad de países potentes a su alrededor, es de vital importancia que tengamos esa capacidad de competir en un mercado europeo con entidades de esos países. Creemos que este es un objetivo que poco a poco se está cumpliendo y que nuestro país cuenta con muchos más argumentos que antaño para ser considerada como una potencia continental.