El síndrome de Guillain-Barré es un trastorno neurológico muy poco frecuente, producido por una enfermedad autoinmune, en la que las propias defensas del cuerpo, es decir el propio sistema inmunitario de la persona, atacan y destruyen determinadas zonas del cuerpo, en este caso la mielina (sustancia que recubre y protege los nervios facilitando la conducción del impulso nervioso), provocando una debilidad muscular progresiva y, en ocasiones, la parálisis del cuerpo y la pérdida de sensibilidad en piernas y brazos.
Los factores que llevan a que nuestro organismo se confunda y comience a atacar a la mielina propia no están bien aclarados y se desconoce su causa exacta, pero a menudo ocurre días o semanas después de una infección viral, en algunas ocasiones respiratoria o gastrointestinal, en la que pueden verse afectadas personas de todas las edades, si bien es más frecuente en adultos, alcanzando la máxima incidencia entre los 70 y 80 años, y en el sexo masculino. No es una enfermedad hereditaria.
Los síntomas más frecuentes son los siguientes:
- Debilidad en las piernas que progresa a lo largo de horas o de días, a veces asociada a una sensación de hormigueo que puede llevar al encamamiento del paciente, provocando una parálisis progresiva (parcial o total) de los músculos del cuerpo, que suele ser simétrica y llevar un orden ascendente.
- Posteriormente puede aparecer debilidad en otras zonas del cuerpo como los brazos y la cara.
- Inestabilidad o incapacidad para caminar o subir escaleras. Pérdida de reflejos.
- Dificultad con los movimientos faciales, incluyendo dificultad para hablar, masticar, tragar, respirar, incapacidad para mover los ojos, visión doble.
- Dificultad para controlar la vejiga o la función intestinal.
- Dolor fuerte, que puede ser un dolor sordo, fulgurante o similar a un calambre, y que puede empeorar en la noche.
- Subidas o bajadas de tensión que, en ocasiones, pueden ser mortales.
- Afectación de los nervios que controlan el funcionamiento de los vasos sanguíneos y del corazón, pudiendo aparecer una frecuencia cardíaca acelerada o arritmias.
- Coágulos sanguíneos. La inmovilidad conlleva el riesgo de desarrollar coágulos de sangre. Hasta que el paciente pueda volver a caminar de forma totalmente independiente, es posible que tenga que tomar anticoagulantes y usar medias de compresión.
El Síndrome de Guillain-Barré es una urgencia médica, ya que la enfermedad evoluciona de una forma muy rápida, con lo que cuanto antes se inicie el tratamiento mayor es la posibilidad de tener un buen desenlace, ya que puede llegar a ser mortal en los casos más graves. El pronóstico es generalmente bueno, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta afección provoca el fallecimiento en menos del 3-5 % de los casos debido a complicaciones como la parálisis de los músculos respiratorios, septicemia, trombosis pulmonar, paro cardiaco, etc.
No hay cura para esta enfermedad, pero dada la naturaleza autoinmunitaria de la afección, el tratamiento basado en la inmunoterapia puede mejorar los síntomas acortando su duración, sobre todo si se inicia entre una y dos semanas después de la aparición de los primeros síntomas.
Los afectados deben ser hospitalizados para mantener un control médico sobre la enfermedad, pues pueden necesitar monitorizar su respiración, controlar la actividad cardíaca, la presión arterial, etc.
Sin embargo, pese a lo alarmante de sus síntomas, el daño deja de progresar en unas ocho semanas y la mayoría de las personas, tras varios meses o incluso un año desde el inicio de la enfermedad, se recuperan completamente. Un pequeño porcentaje puede presentar secuelas como debilidad muscular, incluso años después de que desaparecieran los síntomas, o recaídas. Si, tras la tras la fase aguda de la enfermedad, persiste la debilidad muscular, puede ser necesario llevar a cabo un programa de rehabilitación que permita fortalecer la musculatura y restaurar el movimiento.
Otras enfermedades con síntomas similares
Otras enfermedades que pueden llegar a causar pérdida de la función muscular son:
- Esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta las neuronas en el cerebro y la médula espinal, causando la pérdida del control muscular y, con el tiempo, según avanza la enfermedad pierden progresivamente la capacidad de desenvolverse o cuidarse. Cuando sucede eso, tal y como nos apuntan desde Cuidaria, los pacientes tienen que contar con camas articuladas, creada para facilitar y ayudar a las personas con necesidades especiales.
- Parálisis de Bell. Es un trastorno del nervio que controla el movimiento de los músculos de la cara.
- Miastenia grave o síndrome de Lambert-Eaton. Es un trastorno autoinmunitario, poco frecuente, en el cual la comunicación defectuosa entre los nervios y los músculos lleva a una debilidad muscular.