Trabajar para uno mismo, es decir ser autónomo, es una decisión que mucha personas han llevado a cabo y materializado debido a la situación laboral española, que destaca por una elevada tasa de desempleo y oportunidades bastante escasas. Esto hace que muchos jóvenes que acaban sus estudios en nuestro país decidan salir al extranjero, dónde hay más oportunidades de empleo y estabilidad laboral.
Pero esto no quiere decir que no existan oportunidades, sino que es más difícil conseguir el puesto de trabajo que se desea. Hay algunos aspectos que importan mucho, ya que la manera de buscar trabajo ha cambiado mucho, y ahora más que nunca es importante disponer de herramientas específicas adaptadas a los nuevos tiempos para encontrar trabajo.
En cualquier caso, una vez que se tiene trabajo, nos encontramos con que la mítica frase de que quien tiene un trabajo tiene un tesoro no se aplica siempre. Pues en las empresas pueden haber roces no deseados, que en el caso de que no se resuelvan, pueden dar lugar a situaciones incómodas en la empresa. Y también hay que lidiar con ciertos perfiles de trabajador que por unos motivos u otros tienden a desprestigiar a la empresa ante los clientes, los compañeros y los directores.
Esto genera situaciones en las que en un momento dado la opción más rentable es despedir antes de seguir generando problemas a la empresa, que es la que da de comer a los demás trabajadores. No es fácil despedir a una persona, sobre todo teniendo en cuenta que normalmente suelen haber más personas afectadas por esta decisión, pero en algunas situaciones es totalmente necesario.
Cuando una empresa despide a un trabajador debe hacerlo siguiendo la normativa laboral, ya que de lo contrario el trabajador puede recurrir el despido por improcedente. Esta situación genera gastos para ambas partes y nos mete en los juzgados con la dilación en el tiempo que deja tras de si la Administración de Justicia. Es necesaria en ciertas situaciones, pero también nos ahorra tiempo y dinero llegar a acuerdos.
Los pasos para tener seguridad a la hora de despedir
Como decíamos, despedir supone saber controlar la legislación laboral, respetando los días de preaviso, las comunicaciones en caso de faltas de asistencia, por mal comportamiento o cualquier otro tipo de prueba que constituya que el trabajador no hace lo que se le ordena. Y esto es algo que no siempre conoce el empresario.
Para solucionar estas situaciones lo más recomendable es contar con un asesor que sepa aconsejarte que pasos tomar en cada situación. Disponer de una opinión profesional es un motivo para quitarse preocupaciones, lo que nos permite centrarnos en llevar la empresa de la mejor manera posible. Desde CSIS recomendamos a la asesoría Martín Laucirica por sus servicios integrales en asesoría contable, fiscal, laboral y jurídica que llevan realizando durante más de veinte años y que les han convertido en una de las asesorías en Bilbao más demandadas.
De cualquier forma, si el empresario debe despedir a un empleado, debe de quedar bien porque nunca se sabe qué puede pasar en la vida, y hay que dejar puertas abiertas. Vamos a ver algunos consejos sobre cómo el empresario debería orientar un despido para dar una imagen de profesionalidad acorde a la empresa.
Ser claro es el objetivo principal, y para ello debemos de ser claros desde el primer momento en el que contratamos a alguien. Este momento sirve para comprobar que el trabajador puede cumplir con los requisitos que necesita la empresa, y también para comprobar si está de acuerdo con las condiciones que se ofrecen.
Esto facilitará mucho el momento del despido, ya que puedes enseñar al trabajador los motivos por los que le contrataste, y los motivos por los que debes prescindir de el. A veces este motivo son las causas económicas, pero en otros casos el motivo es que no demuestra con acciones los motivos por los que fue contratado.
Este proceso debe de hacerse de manera respetuosa, evitando a todas luces cualquier tinte de humillación ante otros empleados. Cuando vas a comunicar el despido lo más recomendable es que solo esté en la sala el encargado del despido, un testigo imparcial y el trabajador. De esta manera siempre podremos aclarar los hechos en caso de que el despido sea recurrido.