Uno de los primeros propósitos que muchas personas nos marcamos cuando vamos siendo adultas es disponer de un vehículo propio que nos permita gozar de la libertad que queremos y que no nos haga depender de otras personas o del transporte público. Es una fase de un proyecto vital: primero buscamos el trabajo, después la casa y por último el coche, aunque estas dos últimas cuestiones pueden ser intercambiadas. Lo que está claro es que, cuando encontramos las tres cosas, tenemos una base muy sólida para ser felices y conseguir otros propósitos que tengamos a partir de esos. Cada cosa tiene su tiempo y la década entre los 20 y 30 años parece la indicada en la mayor parte de los casos.
De eso vamos a hablar en los próximos párrafos, de los vehículos de los que disponemos y lo que nos facilitan la vida. La verdad es que es una auténtica garantía de libertad el hecho de tener un coche o una moto. Nos permite ahorrar tiempo en los desplazamientos, organizarnos de una manera que sea mejor para nuestros intereses, acudir más cómodos hasta nuestro destino y no tener que sufrir las inclemencias del tiempo en buena parte de los casos. Son motivos más que de sobra para disponer de un vehículo a nuestro nombre, ¿no os parece? Es lógico que muchas personas estemos permanentemente atentas a lo que sucede con el mercado del automóvil tanto en el interior de nuestras fronteras como más allá de ellas.
De hecho, no para de crecer el número de vehículos que hay en el interior de nuestras fronteras. No solo estamos hablando de coches, por supuesto. Estamos haciéndolo también de motos o de camiones, un tipo de vehículo este último que ha crecido en cuanto a número como consecuencia del repunte de popularidad que está teniendo una actividad como el comercio electrónico. El negocio logístico se ha visto multiplicado a causa de la venta online de todo tipo de productos y no cabe la menor duda de que la demanda de camiones es una necesidad que se han visto obligadas a satisfacer las empresas para poder realizar su actividad con la máxima normalidad posible.
En una información que fue publicada en la página web de El País, en concreto en su sección de Motor, en el pasado mes de febrero ya eran 35 millones de vehículos los que circulaban por España. De ellos, más de 25 millones son coches, algo que no nos resulta extraño en absoluto. Las motocicletas y los camiones son numerosos también, pero lo más habitual todavía a día de hoy, y casi con total seguridad de cara a los próximos años, es que sigan en minoría. El vehículo estándar para disponer de esa libertad de la que venimos hablando sigue siendo el turismo. Solo tenemos que ver de qué tipo son los vehículos mayoritarios en los atascos de las grandes ciudades.
Hay una interesante dualidad en lo que respecta a los tipos de turismos en los tiempos que corren. Por un lado, podemos encontrar los que siguen funcionando con combustibles fósiles y, por el otro, los que han optado por ser eléctricos. Una noticia publicada el año pasado por El Diario Vasco indicaba que los coches de gasolina siguen siendo mayoritarios a día de hoy en España, mientras que el eléctrico todavía está lejos de serlo (solo un 7’6% lo eran hasta octubre de 2023). Es cierto que la necesidad de cuidar de nuestro planeta empieza a exigir un cambio en este sentido, un cambio que no nos cabe la menor duda de que se va a producir, pero a una velocidad que no va a ser desbocada.
Tener un vehículo propio sigue siendo uno de los principales argumentos para garantizar nuestra libertad y el hecho de no tener que depender de nadie. Y eso es lo que sigue haciendo que se demanden y se produzcan miles y miles de turismos en el interior de nuestras fronteras. De hecho, y tal y como nos comentan desde Gestécnica, la homologación de este tipo de vehículos continúa creciendo y lo hace a un ritmo más rápido de lo que ya lo hacía antes de la llegada del coronavirus. Esto solo puede significar una cosa y es que el ser humano necesita más que nunca medios de transporte para ser independiente y construir la vida que realmente quiere protagonizar.
Muchas veces, no valoramos lo que tenemos hasta que por alguna razón lo perdemos. Una vez que hemos adquirido un vehículo para nuestro uso personal, nos acostumbramos a disfrutar de esa libertad que nos permite desplazarnos sin estar sujetos a horarios. Esa situación la concebimos como normal, sin valorar realmente que es una verdadera suerte tener a nuestra disposición una máquina como la es un coche o una moto. Cuando, habiendo pasado por este punto, dejamos de disponer de un vehículo mismamente porque tenga que pasar por el taller unos días, echamos de menos tener la posibilidad de contar con él. Seguro que muchos de vosotros y vosotras habéis pasado por una situación así y os habéis quedado con la misma sensación.
El cuidado y el mantenimiento son fundamentales
Cuando adquirimos un vehículo, estamos realizando una inversión importante, que quizá sea la segunda más grande de nuestra vida por detrás de una vivienda. Esto quiere decir que tenemos una gran responsabilidad en lo que tiene que ver con el cuidado y mantenimiento de ese vehículo. En otras palabras, tenemos que asegurarnos de que no solo no vaya a sufrir ningún daño, sino que pueda estirar su vida tanto como sea posible. Esto depende de muchos factores y es recomendable seguir cuantos más mejor para que un coche no solo nos sirva por un puñado de años. Sería una pena de enormes dimensiones que así fuera.
Imaginaos todo lo que le podría pasar a un coche si no revisáramos el estado de sus neumáticos, el nivel del aceite del motor, si lo condujéramos con el pedal del embrague pisado permanentemente incluso en momentos en los que no hiciera falta, si lo lleváramos más revolucionado de la cuenta o si lo sometiéramos permanentemente a temperaturas extremas. Si estas acciones fueran continuas, podéis dar por hecho que el vehículo no va a pasar de la década y que va a necesitar permanentemente pasar por el taller (eso sí no tenéis un accidente antes). Sin embargo, un coche por el que os estéis preocupando y al que le deis las operaciones de mantenimiento que merece y demanda os puede durar el doble.
En lo que venimos diciendo en los párrafos anteriores, España va mejorando pero necesita todavía un impulso más grande. Además de que nuestro parque de vehículos es uno de los más viejos de Europa, tampoco somos los mejores en lo que tiene que ver con esas operaciones de cuidado y mantenimiento, así que debemos aplicarnos el cuento y escuchar todas las recomendaciones que nos puedan llegar a través de la Dirección General de Tráfico. Seguro que van a ser importantes para cuidar de nuestra seguridad y también de la comodidad con la que vamos conduciendo, además de hacer posible que el vehículo que llevamos disponga de un mejor estado de salud.
Todos estos factores serán cruciales a la hora de garantizar la mejor de las experiencias cuando vamos conduciendo y garantizar también esa libertad de la que hemos venido hablando durante todo el artículo y que no sería posible si no cuidáramos de nuestro vehículo, con independencia de cual sea. Por tanto, aquellas personas que ya tenéis en cuenta todo lo que hay que considerar en labores de mantenimiento tenéis un hábito con el que seguro que os sentís muy tranquilos una vez que os subís en el asiento del piloto y empezáis a moveros con vuestro vehículo.
Es importante transmitir la necesidad de cuidar del vehículo desde que somos jóvenes y estamos sacándonos el carnet de conducir. Por eso, las autoescuelas insisten tanto en una cuestión como esta. Es algo parecido a lo que ocurre cuando empezamos a lavarnos los dientes. Si lo hacemos desde que somos pequeños, y lo vamos a tomar como rutina y prácticamente nunca se nos va a pasar realizar esta acción. Sin embargo, si lo vamos dejando, lo más probable es que tengamos algún percance más tarde o más temprano. Y esa no es la situación que queremos alcanzar ni mucho menos, máxime con un vehículo.
Un vehículo conlleva una gran responsabilidad y las personas que los conducimos debemos tener siempre en cuenta que no solo es nuestra seguridad la que está en juego, sino también de todas las personas que conducen otros vehículos o que simplemente caminan por la calle. Estos son motivos más que de sobra para cuidar de nuestro medio de transporte particular y seguir disfrutando de todas esas ventajas que nos proporciona y que nos hace la vida mucho más fácil. ¿Y acaso no preferimos eso a tener problemas con una máquina a la que le debemos tantas cosas?