Muchísimas empresas que se creen con el poder en la mano, realmente no lo tienen. Sus deudas o gastos son demasiados y si les funciona bien el emporio es gracias a terceros que, si se cansan de ellos, les darán la patada y los dejarán en la estacada. Para evitar estas sorpresas lo mejor es tener una buena asesoría que vigile gastos, entradas y salidas de capital, impuestos y valore y aconseje el trabajo dentro de sector en el que ejercemos. Una buena asesoría que ofrece todos estos servicios es matiascarrillo.net que ofrece servicios en todas las áreas anteriormente mencionadas.
Área Jurídica, Contable y Mercantil, Laboral y Físcal y Tributaria. Esas son las principales áreas donde una empresa necesita respaldo y consejo, sobre todo si lo queremos es que nuestra empresa se convierta en un negocio de alto rendimiento.
Un gran equipo
Pero ¿Cómo saber si uno forma parte de un equipo de alto rendimiento o es sólo un espejismo?
Hace una semana tuvo lugar una conferencia sobre Comités de Dirección de Alto Rendimiento; del deporte a empresas. En este encuentro se habló de cómo crear, liderar y desarrollar a las personas para que un equipo de alto rendimiento brille con luz propia y esto es algo aplicable tanto al deporte como a las empresas.
Rosa María Sanz, directora general de recursos de Gas Natural Fenosa, que también asistió a este foro, mencionó el papel del gestor de este equipo en momentos críticos: «No puede transmitir estrés, sí urgencia y aportar seguridad». En su opinión, el líder «debe ser capaz de verlo todo desde fuera, ver la sencillez y comunicarlo».
García -también socia directora de Smart Culture- apuesta por las cinco ‘Cs’ que aumentan el rendimiento: «Confianza, complementariedad, comunicación, cooperación y compromiso». Formar parte de un EAR supone trabajar como una sola persona. Los ingredientes que señala García son imprescindibles, y potenciarlos es una labor tanto de sus miembros como de la persona que adopta el rol de líder. Éste no es un jefe al uso. Es un director. Contribuye con su habilidad al resto, que tiene que aportar experiencia, afán de superación, tenacidad, fuerza o la capacidad para salvar situaciones complicadas. Estas cualidades, que destacaron las dos gimnastas en este encuentro, deben estar identificadas y encajar perfectamente por un objetivo común. Sólo así sabrás si perteneces a un EAR.
«La profesionalidad se antepone o convive fuertemente con las relaciones personales». Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, explica así cómo la posible empatía o antipatía entre unos o varios miembros del equipo no puede afectar a la consecución de los objetivos, el fin último que justifica la existencia de un EAR. Para Javier Carril, socio director de Execoach, el primer paso para dejar las emociones a un lado es «la existencia de desconfianza entre las personas que integran el grupo. Confianza para tomar decisiones y equivocarse. Si una persona tiene pudor a manifestar sus opiniones o miedo al conflicto, es un indicativo de que no está en un equipo de alto rendimiento».
Sea como sea lo que está claro es que no todo el mundo sabe cómo crear un equipo de estas características. Es posible que tengas al personal pero sea tu liderazgo el que falla, o que ellos no sepan cómo hacer lo que tú esperas de ellos. Lo mejor es que una empresa profesional te asesore y te guíe para conseguir este objetivo.