Durante mucho tiempo estuve meditando la posibilidad de montar un pub musical tranquilo en la sierra de Madrid, concretamente en Navacerrada. Este pequeño pueblo de la sierra, suele concentrar los fines de semana diversas actividades, siendo además un sitio donde hay mucha clase media/alta, lo cual es bueno para cualquier negocio, máxime para uno que, como el que yo busco, quería ser selecto.
La labor de encontrar un local no ha sido tan fácil como pensábamos, ya que la oferta no era mucha y la mayoría de los propietarios vivían en otro mundo con respecto a los precios. En este país, en cuanto mejora mucho la cosa, el coste del alquiler o la compra sube por las nubes. Finalmente conseguimos llegar a un acuerdo con un propietario y encima en una zona que nos gustaba mucho, a medio camino del centro del pueblo y las afueras.
Tuvimos que hacer una reforma que entre unas cosas y otras nos llevó más de 6 meses, yaque buscamos tener una acústica muy cuidada y que tampoco molestara a los vecinos. Los materiales tenían que ser de lo mejorcito, ya que teníamos que luchar por encandilar a un público entendido y que como no, suele ser bastante exigente.
Quería también contar con un buen equipo de barman que supieran dar lo que los clientes quieren y ese algo más que se valora. Así que pude contratar a un barman bastante reputado de la capital que desde el primer momento entendió el concepto que buscábamos y hacia donde queríamos llegar.
Mi intención era, además de trabajar duro, luchar porque de jueves a sábado pudiésemos contar con una lista de conciertos realmente atractiva como para que gente de las cercanías de la sierra y de Madrid capital se animaran a venir a visitarnos. Estuve durante años en Barcelona en un club de jazz, así que tenía toda la experiencia del mundo en el tema.
Queríamos que la inauguración fuese por todo lo alto y contratamos a un músico de jazz norteamericano que hacía 6 años que no estaba por España, un crack que iba a tocar para nosotros merced a la amistad que tenía con un amigo mío.
La ilusión de inaugurar tu propio negocio
Pero no solo de música vive el hombre, logramos que Black Label patrocinase el evento y que viniese algún famosillo. Quedaba el catering y ahí sí que no quería fallar. Me puse 2 semanas antes a buscar una empresa que mereciera la pena y di con La Frolita, una firma de catering de Madrid de la que vi unas opiniones magníficas y que además hacían unos platos riquísimos que daban ganas de irse a comer mientras veía su web.
Les llamé y subrayé la importancia que tenía para mí el evento. No quería que saliera mal en el comienzo y deposité toda mi confianza en ellos. No me defraudaron y fueron un ingrediente de distinción más en una noche muy especial que fue el pistoletazo de salida de una aventura que dura ya 4 meses y que de seguir así le auguro un futuro espectacular. Siempre que puedas confía en los profesionales, al final nunca defraudan.